Juan en el Paraíso

martes, octubre 21, 2008

Les ratures de l' amour

El fin de semana, cohibido por los acontecimientos de traumática duración de los días previos, me dispuse a aportar una lágrima más al saturado mar de las traducciones blogosfericas. Así me reencontré con un magnifico articulo de Piere Marc de Biasi, una afamado genetista francés, que ha desarrollado los avances teóricos mas significativos en la materia a lo que no deben dejar de sumarse sus ineludibles aportes a la edición critico-genética de las obras mas significativas de Gustave Flaubert. Merodeando en su website me encontré con la introducción crítica a su Madame Bovary, instantáneamente tome el teléfono para compartirlo con Mina, pero recordé que estaba entre palacios lujosos y jardines prometedores en Viena. No obstante Biasi me deleitó con sus apretadas líneas sobre los temas de critica genética y de edición que mi “YO editor critico” necesitaba para paliar los dolores, y si... la literatura, pero por sobre todo la critica literaria, son las drogas mas eficaces que uno puede ostentar.
Me topé con un artículo maravilloso y calculadamente breve publicado en el Magazine Littéraire de 2001 y haciendo gala de mi asistemático francés me dispuse a traducirlo. “Lis tes ratures” que en lengua de castilla es “Lee tus tachaduras” allí Biasi ponía de manifiesto la importancia que tienen los papeles preparativos, los borradores y las tachaduras de los manuscritos de las obras modernas para conocer el proceso creativo interviniente en la confección final de un texto. Retomando una cita del viejo y admirado (tanto por Mina como por Nico) Roland Barthes, Biasi sembró la duda en mi consciente: “La littérature c’est la rature” [La literatura es la tachadura] como siempre ocurre con el querido Roland, se advierte allí un juego de opciones retóricas, porque en francés uno puede segmentar esos formantes dando origen a litte-rature, donde queda evidenciado morfológicamente que la “rature” [tachadura] es un morfema de “littérature” [literatura] ¡Que tipo ingenioso este Barthes!, la verdad que es un groso. Mi traducción de Biasi siguió con más y menos de allí hasta el final. En su texto deslizó una serie de productivos conceptos teóricos de la genética textual: “avant-texte” [pretexto o texto anticipatorio], “brouillon” [borrador], “tache d’encre” [Mancha de tinta] etc. Todos estos conceptos pensados a la luz de las obras manuscritas y con el fin último de saber como se construye el texto que se publicó una vez y para siempre a lo largo del tiempo. Esa necesidad que tenemos siempre de historiarlo todo, de conocer el origen de las cosas.
Productiva mi lectura de Biasi por los conceptos allí expuestos y productiva mi traducción para no perder mi francés. Pero consideré la opción de leer las “ratures”, ya no de Flaubert, o de Zola, sino leer aquellas que estaban en los relatos amorosos atesorados entre las páginas de mi memoria. Hacer, un poco de crítica genética con los últimos acontecimientos.
Una y otra vez esta semana cité, por diversas razones y por motivos archisabidos, este diálogo mantenido entre Carrie y sus amigas:

The longer I sat there, the more alone I felt. It really hit me: I am 35 and I still alone”
_ You are not alone.
_ No, I know I have you guys. Really I hate myself for saying this, but… It felt really sad not to have a man in my life, who cares about me. No special guy to wish me happy birthday, no goddamn soulmate. I don’t even know if I believe in soulmates”
(Sex and the city, “The agony and the EX-tacy”, Season 4, Ep. 1)

Ese fragmento recoge con la mayor brevedad posible el sentimiento de soledad y de preocupación que a diario me atraviesa. El no tener a alguien que haya optado por elegir(me) a este cúmulo de neurosis y extraños deseos amontonados. Resulta que la idea de pensar en un compañero resulta cada día y cada vez más creciente y a cada momento con esas incontenibles ganas se aumenta también el miedo a la soledad y la separación. Cada vez más tajante entre los personajes pares y el personaje impar (interpretado por mí) en esta aventura bizantina.
No me costó seleccionar aquellos recientes y conocidos borradores de mi experiencia entre los que se destacan los sucesos mas recientes: uno revenido del pasado y otro de la novedad más inmediata. Conocí a Claude recientemente en una fiesta. Luego de mucho tiempo de ostracismo monacal, me anime a salir de la cueva y regresar a la civilización. El azaroso encuentro con ese otro, la perniciosa complicidad y una romántica o erótica escena en un cuarto me indiciaban la posibilidad de un nuevo capítulo. Pero este “avant-texte” sería atravesado por una serie de situaciones adversas y de extrañas auto declaraciones de Claude sobre si mismo, y sobre lo que en verdad él desea. Siempre me pasa, like Carrie, que cuando una relación o incipio de relación va mal, tiendo a hacer historiografía y vuelve fuerte Mr. D. La gran no relación de mi vida, el gran personaje que como le dieu caché sobrevuela los acontecimientos de esta tragedia raciniana. Su presencia/ausencia es en verdad un “taché de encre”, un manuscrito manchado de desgracia y de sufrimiento. Pero vuelve y necesito de sus elípticas frases, sus taquigráficos mails que lo único que dejan entrever es su intencionada objetividad. Una fría tarde de agosto con Candance Bushnell en mano, su declarada imposibilidad de mantener la atención a algo o a alguien, sostenida en el tiempo supo contrastar a mi eterno e incumplido deseo de que me ame. Claude en cambio, queda como una “rature de suspensión dilatoire ou provisionnelle”[tachadura de suspensión dilatoria o provisional] en donde la tachadura efectuada sobre el manuscrito evidencia una dudosa opción a lo largo del tiempo: tachar o conservar esa lección textual. Claude es eso. Autodenominado superficial y dramático obsesivo, es en mi vida una inexplicable tachadura que aun, no tiene destino cierto.
¿Por qué los hombres se espantan cuando uno declaradamente les propone comenzar a amarlos? En este sentido Mr. D y Claude son “avant-textes” de un mismo “texte”. Formas preliminares, algunas dudosas y otras declaradamente inútiles, de la creencia del amor hallado. El problema es que estos autores o refundidores consideran al amor no como un manuscrito “autógrafo” [manuscrito escrito por la mano del autor] sino como un manuscrito “apógrafo” [manuscrito copiado por otra mano ajena] como si el amor estuviese asentado en una copia de segunda, en la que no se traslucen sus deseos mas auténticos, sino mas bien en una copia de otro cuyas lecciones no son tan valiosas.
Me asalta el mismo problema, como uno cede ante los “avant-texte” del amor. Uno cede motivado por una posible promesa de que esos borradores preparatorios sean el auténtico amor que pasará a la edición definitiva de la obra. Mr. D y Claude han sabido anteponerse a si mismos y es ese punto en donde uno debe explicar su “mesure of love” Una explicación similar a que Carrie le da a Aleksnr Petrovsky en Paris:

-I’m in this relationship too. I am a person in this relationship. Have you any idea what it’s been like for me here? Eating alone, waiting for my boyfriend, who would rather spend time with a light installation?
-That’s what I do. That’s who I am. You always knew this
-I have a life in NY. I had a job and friends and I didn’t give all of that up to wander the streets of Paris alone.
-I’m so sorry. I thought I was clear all along about who I am.
-Well, maybe it’s time to be clear about who I am. I am someone who is looking for love. Real Love. Ridiculous, inconvenient, consuming ‘can’t live without each other’ love. And I don’t think… that love is here…in this expensive suite, in this lovely hotel in Paris”
(Sex and the city, “An American girl in Paris. Part Deux”, Season 6, Ep. 20)

El doloroso reconocimiento de Carrie, se multiplica en mil reimpresiones de la vida cotidiana. Y a pesar de que nuestra edición definitiva del amor no esta terminada, uno esta al tanto de que estos borradores no pueden ser considerados. De cualquier forma mi reflexión me lleva a repreguntarme sobre el destino de esos papeles. Hace unos años cuando me mudé tenia que evaluar la posibilidad de conservar algunos viejos papeles. Con dolor uno elige tirar parte de la esa “textualización de la historia” y con sigilo conservar otras muestras de ese pasado. Claude y Mr. D son esos papeles desechados a los que uno vuelve continuamente y, si de crítica genética se trata, muchas veces “les ratures de l’amour” nos preparan para la redacción final de esa historia de amor, que uno busca y que creo con seguridad que existe.

jueves, octubre 16, 2008

The famous STV

Muy bien!!! Entre Puig y Vila Matas!!! te nos vas pa' arriba.

lunes, octubre 06, 2008

The real me


“I had a choice. I could leave the runway and let my inner model die of shame, or I could pick myself up, flaws and all, and finish. And that’s just what I did. When real people fall down in life, they get right back up and keep on walking” (Sex and the City, “The real me” Season 4, Ep. 2)

El pasado primero de octubre yo tenía y debía vérmelas con el cuco occidental más grande que había tenido en mi vida: latín. Por varias semanas intente consagrarme al hecho de que el aprendizaje de la latina lingva requería un trabajoso desarrollo y detenida atención a cuestiones prácticas en las que me considero un total lego. No se por qué pero me resulta intimidante la gramática práctica, será que luego mi traumática experiencia G. siempre me despertó dudas el hecho de vérmelas con un análisis, incluso habiendo superado instancias de evaluación mucho mas complejas.
Aquella mañana, con mi habitual excitación por quemar etapas, me estaba anotando en el seminario de doctorado sobre crónicas, cuando me llegó un mensaje de Lauri, anunciando su presencia (compañía que me escolta desde que puse un pie en esa facultad) previos a los momentos del examen, sin nadie en el aula señalada, mi temor fue cada vez mas creciente. La llegada de la Sra. Latina fue tranquila y casi idéntica a aquellas inmemoriales clases del 2005. Tan gentilmente, como muchos de los classici habían augurado, Sra. Latina me interrogó sobre muchos puntos candorosamente: cuánto hacía que la había cursado, en qué punto de la carrera estaba y finalmente: por qué había tardado tanto en darla. Mi abrumadora sinceridad me llevo a decir la verdad: el miedo a las lenguas clásicas.
Me dio un fragmento latino Scipio in Hesperiam que al inicio con tranquilidad comencé a resolver. Fueron llegando el resto de las latinas: La prof. “¿Estamos de acuerdo?” y Bambi. El desfile de las pulchrae dominae me instaló una intranquilidad especial. Los problemas de no encontrar el verbo adduco, claramente un compuesto de duco, o bien la pobreza de mi diccionario VOX que me volvió loco hasta que Ms. Verónica me hizo reflexionar que adventus era una palabra derivada del verbo advenio en su forma de participio, lo que me hizo dar cuenta que era un predicativo subjetivo y no un modificador interno del QUO. Un rato después la hostilidad universitaria y mi completa individualidad ante la mesa examinadora me llevó a la peregrinatio al instituto de Filología Clásica.
Mis nervios estaban desbordados y un ayudante de griego no paraba de gritar en una habitación contigua. Al final no pegaba una con la morfología, traducía sin darme cuenta un ad + Acusativo [ad Hesperiam] como “De Hispania” donde debía decir “Hacia Hispania”. El reconocimiento de una Proposición objetiva de infinitivo mas acusativo de forma intuitiva terminó por aniquilarme.
La Sra. Latina y Bambi intentaron por todos los medios de salvarme el pellejo, pero a esa altura yo estaba liquidado… un virgo-virginis se volvió, en mi latín no euclidiano, un sustantivo femenino de segunda. Eso marcó el final de mi guerra púnica en la que, como Animal, terminé liquidado.
La Sra. Latina y las demás no podían creer que a dos materias de recibirme y con el nivel de notas que mi libreta ostentaba yo no hubiera podido resolver el examen. Evidentemente era una tara psicológica. Luego de fijar la sentencia. La Sra. Latina me propuso preparar juntos semana a semana una serie de ejercicios para salir adelante y Bambi estuvo de acuerdo. Les agradecí el trato amable a pesar de la situación y baje buscando a Lau y Nico.
Mientras bajaba las laberínticas escaleras del cuatro piso de Púan recordé un montos de cosas a toda velocidad: Mi primer final de Gramática, a Fernanda, Mi libro sobre Quevedo donde trabajo con la fuente latina sin problemas, Mis viejos, Mi doctorado, Mr. D. y su Castellani, La posible decepción de Georgina, Que nunca me iba a recibir y que iba a trabajar en la BN el resto de mi triste vida. El cúmulo de recuerdos acusadores se interrumpió cuando Nico y Lau bajaron las escaleras y me abrazaron. No lloré. Comenté la situación y llamé por teléfono a Georgina. Me consoló con su habitual calidez y me dijo que eso no decía nada, yo atiné a decirle que no era digno de ser su discípulo que debía seguir el latente camino de la Lit. Argentina para un posible doctorado.
Cortamos y nos cruzamos a “Platón” donde mientras tomaba un licuado con un tostado reí por varias horas con mis amigos, sobre las eternas y locas aventuras y vivencias que atraviesa el kosmós puanero. La nota de color se cifró en algo que Nico dijo: “Tu trabajo de Bioy Casares lo va a dar Saitta” Eso no anuló mi extraño sufrimiento por la experiencia latina, pero me mostró que mientras el demiurgo me quitaba por un lado, insospechadamente me recompensaba por otro. Que extraño resultó ser todo.
Un rato después Nora intentaba convencerme desde su celular rumbo al IUNA, que un fallo como este no irradiaba y anulaba todos los otros logros que eran ciertos y una hora después estaba con mi hermanita Geo tomando el llamado “Café de la tristeza” mientras intentaba explicarle por cel a Pino los avatares del examen.
La charla del café fue relajada pero cuando Geo sacó una cartita y una lapicera muy paqueta, le tomé las manos muy fuerte y se me salieron las lágrimas. La vuelta a casa no fue dramática mis viejos me hicieron un technnical support y nada mas pasó. Esa noche fui rescatado por Muki y Nico que me sacaron de la soledad de mi apartamento para reírnos y para desdramatizar el dolor.
El paso doloroso fue a la mañana siguiente: Mi mamá me vino a despertar y pregunté: “¿No fue un sueño, no?” No lo fue. Lo que si fue una sorpresa para mi fue la recepción ajena del fenómeno. Todos aquellos que daban por sentado que iba a aprobar se sorprendieron pero no me juzgaron, al menos no tan duramente como lo hice yo conmigo mismo. Ele y Ceci me alentaron como siempre y ayudaron a que la mañana y la tarde se pasen con más rapidez. Mechi me dio otra mirada sobre el fenómeno y me dijo que nada era determinante. Mina me alentaba desde las lujosas calles de New York y Mari con su habitual poeticidad me instó a salir juntos con la frente en alto.
De una o de otra manera se fue demoliendo lo que el Lic. J.K. me indicaba muchas veces, la imagen de barro de un ídolo que yo vendo (como diría Moria) o que profeso paganamente (como diría Moisés) dejaba al descubierto “the real me” y como pensó Carrie desplomada en medio de una pasarela, las personas reales se levantan y siguen adelante.