Juan en el Paraíso

lunes, enero 29, 2007

When I was a child


Esta foto fue tomada en Marzo de 1988 cuando empecé el jardín de Infantes


sábado, enero 27, 2007

El Amor a la luz de una reflexión trasnochada



¿Qué es amar? Cabría preguntarse en este momento. Una fuerza que domina el mundo, una avalancha que difícilmente puede ser detenida. Esa sensación que atravesamos cuando nuestro corazón se siente invadido por esa extraña mezcla de felicidad y seguridad. Pero también la huella que deja marcada en la tristeza de su ausencia. Todo eso es el amor, una necesidad que supera los límites de lo explicable pero que ha fascinado al mundo por siglos.
Es difícil la tarea de amar y también lo es la de ser amado. Pero como en tantas otras oportunidades el amor tiene algo de bajtiniano, tiene algo del cruce entre un espacio y un tiempo determinado que exige y garantiza su posibilidad de existencia.
No obstante, hay muchas formas del amor algunas veces amamos pero no somos amados. Otras nos aman y nosotros sentimos que no podemos corresponder ese sentimiento. Hay personas que se aman toda la vida y hay algunos que han convivido hasta que sus ojos se cerraron para siempre y nunca entendieron que significaba eso. Hace poco experimenté una pequeña dosis de la posibilidad de ser amado. Duró muy poco, prácticamente lo que una noche de verano. Sin embargo aquél acontecimiento que nos unió a ambos no nos separara jamás. Aunque nuestras vidas ahora se corten en infinitas rectas que atraviesan cualquier punto al azar en medio de este atemorizante universo. Los amores, imposibles o concretados, eternos o efímeros siempre dejan una huella, una marca de su pasaje, de su estadía en nuestras vidas. Es esa huella un testimonio de un encuentro algunas veces afortunado y otras súbitamente sepultado pero siempre recordado.
Lo cierto es que a pesar de que pasen los años y otros posibles amores con mayor o menor grado de continuidad aparezcan en nuestras vidas, nunca podemos olvidar del todo a los fragmentos de situaciones que hemos compartido con aquellos otros, los ausentes, que en algunas noches perdidas volveremos a recordar. Es cierto que los años pasan y algunos rostros se desdibujan entre esquirlas de la memoria, sueños barrocos y alguna bronca que deforma las imágenes amparada en un dolor persistente. Pero aquellas cosas que sobreviven, aquellos instantes atesorados son los que vuelven. Una mirada, un abrazo, una anécdota en el banco de una plaza, un suspiro en medio de una sala de cine silenciosa. Recuerdo en mi mente tantos instantes dispersos, que me devuelven al momento que compartí con aquellas personas que ahora no están cerca.
La simpleza de ese recuerdo, una risa entre sábanas después de una noche de pasión, un abrazo en el colectivo en pleno invierno o el sol que filtra sus rayos anaranjados entre las ramas de los árboles una tarde de Mayo. Me cuesta recordar aquellas voces y a veces distorsiono sus cuerpos como si Picasso se apoderase de mis recuerdos y desordenara las proporciones y las medidas. Todos amamos y somos amados, algunos declaradamente y otros en el anonimato más profundo. A veces nos gustaría que cada persona que queremos nos quiera, pero no siempre es posible. Vivimos en un mundo que nos lleva por distintos caminos que se trazan según las necesidades y deseos del momento. Es difícil hacer congeniar a dos personas, a dos universos distintos, aunque muchas veces el argumento de la vida falla a favor y los enamorados se cruzan en ese instante una vez y para siempre.
Amar también tiene que ver con el miedo, y tantas veces el sentimiento no se concreta por la parálisis que el miedo nos provoca. Una mezcla entre cobardía y preservación nos impulsa a dejar esa posibilidad cesante. Muchas veces me he quedado con el beneficio de la duda, y desearía saber que hubiera pasado si hubiera luchado un poco más por esa posibilidad latente. No hay forma de volver el tiempo atrás, el pasado se va como agua entre las manos y difícilmente vuelve.
En lo personal el amor siempre ha sido una especie de cuenta pendiente, sufro cuando no esta, sufro cuando está pero encarnado en un imposible, sufro si lo he dejado pasar. Pero la verdad es que el amor completa el indigesto menú de la vida.
Me pregunto si ahora debo correr a sus brazos y si todavía querrá mirarme a la cara, o si simplemente debo esperar el próximo vagón que tal vez traiga el zapato que le falta a mi par.
Imagen: Irene Orellano "Los Enamorados"

jueves, enero 25, 2007

Justicia poética: el destino de los villanos en las telenovelas


Desde muy chico siempre me sentí atraído por las truculentas historias de amor y pasión que me ofrecían las telenovelas. Sin embargo, en lugar de identificarme con la historia de los amantes que frente a todo obstáculo logran concretar su amor, siempre preferí a los villanos. En general los villanos ofrecen un gran número de matices a la hora de construir su figura. Hay villanos para todos los gustos, desde malvadas de barrio que pueden darse de golpes con los protagonistas de la novela, hasta damas muy ricas que no vacilan en tomar un arma y disparar a cualquiera que se interponga frente a su ambición.
Traigo hoy aquí una selección de los momentos finales de mis villanas de telenovela favoritas. En cada caso vemos cómo el procedimiento de la Soap Opera, o de la telenovela exige que el villano sea castigado en su mayoría con una muerte trágica, que a su vez deja en evidencia la generosidad de los protagonistas.
Gracias a las maravillas de la técnica he recopilado los momentos finales en video de las villanas más memorables de la pantalla chica.



En 1998 Gabriela Spanic interpretó a Paola Bracho en La Usurpadora. Combinaba un maravilloso estilo y una maldad sin límites, al obligar a su hermana gemela a ocupar su lugar durante un año en su casa. La villana terminó sus andanzas y maldades contra su hermana gemela en un terrible accidente de auto. Debe notarse que en los últimos capitulos de la novela su personaje siempre aparecía vestido de rojo salvo en el momento de su muerte (alguna lectura??)

Para 1994 Chantal Andere encarnaba a la malvada Angélica en Marimar. Tal vez una de las villanas más odiadas, termino su participación en la novela gracias a un terrible accidente automovilístico que ofreció gran espctacularidad a los televidentes.

Soraya Montenegro (Itáti Cantoral) tal vez la villana más aclamada por el público de todo el mundo. Una mujer rica de sociedad, despótica e histérica que se enfrentaba allá por 1996 a una pobre Thalía en María, la del barrio. Curioso fue que este personaje murió dos veces en la novela. Según lo declarado por lo productores y por la propia actriz, su participación ocuparía la primera parte de la novela. Allí Soraya rivalizaría con "la basurera" del barrio por el amor del millonario Luis Fernando de la Vega(Fernando Colunga) su muerte al caer por una ventana durante una discusión con un amante la dejaría fuera de la serie. Los protagonistas disfrutarán de su amor una vez muerta Soraya, aunque el público extrañaba la presencia del personaje. Por ello los guionistas decidieron incorporarla nuevamente. Esta vez Soraya volvía de la muerte para vengarse y lo hacía enamorando a Nandito, el hijo de María y Luis Fernando. Luego de una serie de peripecias inverosímiles pero maravillosas, Soraya morirá al intentar matar a Luis Fernando y María.

En 2003 Catherine Siachoque encarnaba a Grazzia en La Venganza. En esta telenovela se enfrentaba a su hermana muerta que volvía del mas allá encarnada en Valentina(Gabriela Spanic) Luego de su maldad y ambición sin límites terminó enloquecida en un manicomio.

Lulú Riobueno(Diana Quijano) la malvada de Prisionera(2004) reunía todos los condimentos de una villana sin escrúpulos. Asesinó a su marido para quedarse con su dinero acusando a Guadalupe, una pobre niña de 15 años (Gabriela Spanic). Un personaje que por momentos rayaba en lo macabro, desenterrando huesos y haciendo brujerías. Tuvo varias persecuciones policiales durante la novela, terminó siendo asesinada por uno de sus cómplices en un final poco verosímil.

Natalia Streignard interpretó a Ariana Dupont en Anita, no te rajes. Un personaje malvado que rayaba en la ridiculez, mezclaba sus intrigas maliciosas con verriches infantiles. Su final mezclo la persecución policial con una caída final al vacío.

En 2006 nuevamente Catherine Siachoque se enfrentaba a Gabriela Spanic en Tierra de Pasiones. Allí encarnaba a Marcia Hernández una oportunista que se había casado con un viejo y rico estanciero. Su maldad no tenía límites, al punto que su ambición la llevó a matar a su propia hermana. El final de la novela mostró una persecución marina y una golpiza entre Valeria San Román (Gaby Spanic) y Marcia que terminó con el choque del barco y con la muerte de la segunda.

Hasta aquí las villanas favoritas.... ¿ Y ustedes? ¿A quién recuerdan? ¿ Cuál es su villano/a favorito/a?

martes, enero 16, 2007

Namida

Hoshi yo Hoshitachi yo
Ame furu yoru mo
Watashi ni dake wa anata ga mieru
Hoshi yo Hoshitachi yo
Nayami wo arai nagashite
Hayaku hohoemikakete
[Estrella, oh, Estrellas
La lluvia también caerá en la tarde
Estaré aquí, solo, mirándote
Estrella, oh, Estrellas
Deja tu dolor diluirse
Y rápido, sonríeme]*



No hay muchas razones que encuentre ahora y que me alejen de ese pasado que parece milenario y que esta a tan solo dos minutos a paso de recuerdo. Uno puede olvidar el presente pero difícilmente el pasado.
La cama se hace grande y el dolor empequeñece el corazón. ¿Dónde estas ahora? ¿Por qué me cuesta tanto encontrarte?
Me pregunto eso todas las noches o cada vez que veo una película, o a dos jóvenes besándose por la calle. Es así… el amor se me escapa de entre las manos, es como si intentara abrazar el Nilo con mis brazos, es imposible que pueda contenerlo.
Pero el tiempo pasa y los espacios del silencio y de la soledad se hacen cada vez más abismales. El Nilo no puede abrazarse pero si congelarse, y el frío de una espera y la dureza de su forma me hacen cada vez más reacio y mas descreído del amor. Este sutil engaño, esta quimera maldiciente que me atormenta a cada segundo y que a diario me demuestra lo gris que se ha vuelto mi vida.
Ese reflejo me grita: “¡Mira en lo que te has convertido! Antes solía divertirme, ahora me entristezco con facilidad. No tengo ya a mi estrella y por más que miro el cielo no la encuentro, las luces enceguecedoras de la ciudad no me permiten ver más allá de los rascacielos.
Si mis sentimientos me avergüenzan, y cada espacio que trazo con la pluma de un guionista me demuestra lo imposible que se vuelve este sendero. Tu rostro resquebrajado y tus miradas impostadas, una ficción que detrás de la ficción espera, espera que ese él, que se vuelve un todo corrobore su nada. Mi dolor se derrama sobre el colchón y se mezcla con mis lagrimas y con la sangre de estas venas que tiñen de rosa el blanco de la tela. Es el arte abstracto del suicidio que dibuja sobre lienzo, que pinta mi sufrimiento y que se mezcla con el sudor helado del desangrarse. Yo como una fiera que se relame, como un felino herido extiendo mi cuerpo sobre esa sangre que colora tu ausencia, sobre tu desprecio hecho fluido.
Mis pupilas se deleitan con el espectáculo con la muestra de una sonrisa incauta, una sonrisa a la que llaman muerte. Y llega con su fúnebre alarido, como una fiera hambrienta que busca la carroña como los buitres. Esto soy, en esto me has convertido, en una colección de despojos que en este instante se hacen cadáver.
Palidezco tan rápido, mi piel deja de ser una arena desértica mojada por las lágrimas y las gotas de sangre, para volverse un témpano de hielo. El ambiente adusto del cuarto se ensombrece y se moja entre lágrimas de tu herida, entre heridas de sangre, entre salivas despreciadas.
Entre tú y yo existe una diferencia: Tú amas con locura la vida, yo moriría por amor. Como ahora… Todo se ensombrece y tu rostro se me desdibuja y se vuelve un recuerdo impreciso. Sigue este camino de sangre regado sobre el suelo y verás concluida tu obra en el balcón de la que fue nuestra casa.
En algo tenías razón: siempre seré un obstinado y tú un cobarde. Disfruta lo que te queda de vida, si es que puedes yo prefiero bajarme. Hoshi yo Hoshitachi yo, mi estrella… detrás de qué nube o qué rascacielos te habrás ocultado, espero que me guíes en este viaje que me espera y que me aterra.
* Agradezco a Bren por su traducción del fragmento japonés

miércoles, enero 03, 2007

Mientras Juan Preciado descendía a Comala

Mañana estaré mudado a “la casa de al lado” este proyecto surgió hace ya unos 6 meses y parece casi mentira que ya esté concluido. No se puede hablar de una independencia total estoy a tres baldosas de la casa de mis padres, pero es mi pequeño espacio el mío propio y con mis reglas. Cuando empezó esta cruzada yo estaba buscando un lugar en el que pudiese trabajar, dormir, estudiar, y hacer todo lo que uno hace cuando esta solo. Ese momento llego... luego de tantas cosas, de tantas idas y venidas.
Sin embargo el fin de una convivencia constante con mi familia, en especial con mi hermano con el compartíamos el territorio, se lleva con una alegría algo extraña, una nostalgia del pasado que se fué. Vivía en ese lugar desde el año 98 cuando estaba en el segundo año de la secundaria. Ese cuarto y esa casa fueron testigos de tantas cosas y por ese lugar transitaron tantos personajes, tantas situaciones. Me senté allí a escribir tantas monografías y a mirar tantas pelis. En fin se cierra esa etapa, esta que estoy abriendo la busqué yo... y ahora esta frente a mis narices y siento el vértigo que se siente cuando en Bariloche te toca bajarte de la aerosilla en movimiento o la adrenalina que sentí cuando me entregaron la nota de mi ultima materia del CBC. ¿Será esto una especie de Genealogía de lo nuevo? muy posiblemente. Esta etapa me depara cosas nuevas y la mudanza implicó un cambio de la raíz, un movimiento espacial y un reacomodamiento general.
Poco dinero, muchas ganas y un padre amoroso fue lo necesario para emprender esto. Sin mi papá nada de esto hubiera sido posible. Si bien muchas mas personas me alentaron y ayudaron en este proceso, el arbotante del proyecto fue el ingenio de mi padre. Mi padre un hombre que tiene la facultad de sobreponerse a cosas durísimas y que le ha tocado padecer una enfermedad también complicada. Su presencia es un punto fundamental para mi, eso se plasma en mi nueva casa. Una vez más no puedo concebir mi vida sin él. El nunca leerá este blog porque desconoce su existencia por tanto esta palabras irán al éter de la virtualidad, sin llegar a destino. Soy muy cobarde, muchas veces me escondo tras la escritura para no enfrentar a la cara a quien debo enfrentar. Mi padre es un ejemplo para mí y siempre me ha apoyado en cada cosa que se me ha ocurrido.
Muchas veces le he dicho que no soy el hijo que él le gustaría tener y que espero que mi hermano pueda darle todos esos nietos que desea y que él si estudiará algo mas útil para el mundo. Él siempre me retruca y dice que soy el hijo que quiere... me quiere y eso anula todas las diferencias y discrepancias que podamos tener. Me gustaría que su vida sea mejor, que sea mas tranquila pero no hay muchas mas posibilidades que las que el entorno nos ofrece.
Una vez más me doy cuenta con la llamativa sorpresa habitual: ningún logro me pertenece indiscutiblemente siempre hay gente, o grupos de gente que apuntala las situaciones que atravesamos y que inciden en nuestra definitiva elección. Otra vez pienso en Virgilio y en Dante. No hay metáfora mas evidente en la historia de la cultura que esa pareja literaria. Que sería de Dante sin un guía por la selva oscura, que sería de mi vida sin los oportunos guías que aparecen, sin la fugacidad sospechada de un encuentro que tiene todo lo maravillosamente azaroso del plan de un autor de novelas decimonónicas. me cayo la boca y pienso.... ¿cuál será el otro paso? Levanto la mirada y leo el lomo de la Divina Comedia. Me digo a mi mismo: tres cantos infinitos le llevaron a Dante a responderse, varios tomos a Proust. ¿Cuántos caminos me quedarán por recorrer? me quedo pensando en lo que me susurra Erica García al oído mientras abro algunas cajas de la mudanza: “La vida es novela hay que escribir mucho”