Juan en el Paraíso

martes, noviembre 28, 2006

Una vuelta por el universo artúrico

Literatura e iconografía: dos representaciones de Merlín en el occidente medieval


A Georgina y a Nora, por nuestra amistad


“La Edad Media ha comenzado ya[1]”. A esta popular afirmación de Umberto Eco, se le suman una serie trabajos e investigaciones llevadas a cabo por prestigiosos pensadores y eruditos, que han contribuido a derribar el espacio negativo que los discursos históricos y filosóficos tradicionales le habían atribuido al mundo medieval. De esta forma y en el marco de las presentes jornadas considero oportuno proponer un estudio sobre uno de los personajes más enigmáticos y célebres de todos los tiempos, me refiero a Merlín. Desde ya que el interés por esta figura emblemática del universo artúrico no se circunscribe al contexto en el que surgió y como ocurre con la mayoría de los grandes personajes de la historia, sea esta fáctica o ficticia, continúa suscitando interés y fascinación incluso en la actualidad.
No obstante, el análisis que aquí ofrezco se asienta sobre la base de un estudio interdisciplinario en el que pretendo trabajar de forma conjunta, estableciendo relaciones entre la filología y la historia del arte. De esta forma no sólo indagaré la representación de dicho personaje en las obras literarias, sino que también examinaré las distintas iluminaciones presentes en los manuscritos conservados. Intentando comprobar una relación estrecha entre texto e imagen.

I.- El origen de Merlín y el universo literario artúrico

En la materia artúrica se encuentran reflejadas, de alguna manera, las bases o las concepciones del mundo que manejaban las clases dominantes de la Edad Media. Es por esto último, que se puede afirmar que en dicha producción queda evidenciada la impronta de aquellos detentaban el poder de la cultura y de la escritura. Sin embargo la tradición artúrica, que cualquier lector mas o menos informado asociaría con la ficción y por ende con la literatura, surgió en los primeros siglos de dicho período con una clara pretensión historiográfica, es decir como un discurso interesado en que se lo considere parte de la historia. Una muestra de esto son las importantes y pioneras crónicas latinas, con especial atención a la Historia Regum Britanniae
[2][2] compuesta por Geoffrey de Monmouth hacia 1136. Según numerosos críticos desde Carlos Alvar hasta Fernando Gómez Redondo, la composición de esta obra no sólo significó un aporte fundamental al proyecto cronístico europeo, sino que también fundó las bases de lo que será el esquema narrativo artúrico. En esta crónica latina que citamos, hace por primera vez aparición nuestro célebre personaje:

“(...) fue llamado Celedonius, por el bosque Celedonio en el cual profetizaba, y también lo llamaron Silvestre, porque una vez que estaba en pleno combate descubrió en el cielo un terrible monstruo y desde ese momento se volvió loco y, tomando asilo en un bosque, vivió vida silvestre hasta su muerte. Este Merlín vivió en los tiempos del rey Arturo, y se cuenta de él que profetizó más completa y claramente (…)” (De Cuenca, 1984, p. )

Como sostiene Alvar, si bien Merlín parece un invento creativo de la mente de Geoffrey, posiblemente el modelo del personaje fue tomado de leyendas locales y de algunas alusiones presentes en la Historia Britonum de Nennius
[3][3]. Pese a esto, ningún autor le otorga a Merlín tanta presencia y relevancia como el obispo de Monmouth. De hecho hacia 1150, posterior a la Historia, compone una Vita Merlini[4][4], retomando y amplificando los aspectos del personaje ya expuestos en la crónica. Este texto se encuentra nutrido por una serie de relatos galeses que presentan al personaje como un profeta que vivió en el siglo VI al norte de la Bretaña, al que se le atribuyen una serie de poemas adivinatorios en lengua gaélica. Estos relatos anteriores a la Historia y a la Vita, contribuyeron a que se asocie a Merlín con una figura muy difundida que es la del Homo sylvester[5][5], un personaje folklórico que vaga por los bosques enunciando profecías y enigmas.
Estos relatos de base historiográfica compuestos en latín, como así también la Vita compuesta en hexámetros, sufrirán las trasformaciones y adaptaciones necesarias para ser adoptados por las cortes francesas de finales del siglo XII y de principios del XIII. De esta manera la crónica se vuelve romance y así el texto pasa del latín a las lenguas vernáculas adoptando como forma métrica el octosílabo pareado. Dentro de este período se encuentran las obras más fabulosas de la tradición occidental, entre ellas el ciclo que iniciará el célebre Chrétien de Troyes hacia el 1170 con Erec et Enide
[6][6]. De todo este conjunto de relatos de temática amorosa, en ningún momento se hace alusión alguna acerca de nuestro personaje. Muchas han sido las justificaciones que los críticos han indicado para explicar la ausencia de Merlín en la obras de Chrétien. Carlos Alvar en su edición afirma “(…) el arte narrativo de Chrétien se basa en el suspense, y que, por tanto, la presencia de adivinos y profetas podría causarle problemas desde el punto de vista literario(…)”(Alvar, 1988, XIII) Podría ser este uno de los motivos, aunque no se debe dejar de lado la cuestión religiosa, puesto que Merlín es cristianizado y capitalizado como un heraldo divino recién en los primeros años del siglo XIII, gracias a la trilogía compuesta por Robert de Boron[7][7]. Por lástima de la obra de Boron contamos con versos fragmentarios. Aunque durante todo el siglo XIII, se llevaron adelante distintas prosificaciones que constituyeron la llamada Vulgata y posteriormente la Post-Vulgata de donde procede la Historie du Merlín[8][8] con la trabajaremos. A esto último se le suman las posteriores traducciones castellanas del siglo XV.
De las distintas ramas de la Post-Vulgata, el público castellano mostró más interés en la historia que va desde el nacimiento de Merlín hasta la muerte de Arturo. De esa compleja tradición textual castellana trabajaremos con la versión impresa conservada en dos testimonios, llamada El baladro del sabio Merlín. Frente a los incunables señalados tenemos un manuscrito que lleva por título Estoria de Merlín. Con lo que existen tres versiones castellanas que presentan diferencias. Es por esta razón, que algunos críticos aún no han podido develar la exacta transmisión del texto
[9][9].
Las historias que se relacionan con el origen de Merlín inician, en la mayoría de los casos, con el concilio entre los diablos que debaten sobre la venida del Mesías y cuanto los ha dañado con su llegada: “(…) Cuenta la historia en esta parte que el demonio se enfadó mucho con la visita de Nuestro Señor al infierno, cuando sacó de allí a Adán y a Eva, y a tantos otros como quiso(…)”(Alvar, 1988, 3) Este descontento que produce la liberación y la redención de los pecadores, inquieta a las fuerzas del mal, ya que la gracias a la encarnación de Dios han perdido almas que se habían condenado por sus pecados. A su vez la idea de un hombre que llega a la tierra, que resiste todos los embates del diablo y que sacrifica su cuerpo por toda la humanidad, genera entre los ángeles caídos un doble juego de rechazo y fascinación:

“(…) lo descubrimos y lo hemos tentado de todas las maneras que hemos podido; después de probarlo sin encontrar en él la menor muestra de pecado, se entregó a la muerte para salvar al hombre; mucho debe amarlos quien sufre tan gran pena para quedarse con ellos (…)”(Alvar, 1988, 4)

De estos sentimientos encontrados surge la idea de, imitando a la labor divina, engendrar a un representante humano que sea portavoz en la tierra del poder infernal:“(…) ¿Cómo podríamos hacer para conseguir un hombre que hablara, explicara nuestras razones, nuestras hazañas y nuestros asuntos, y que tuviera el poder como nosotros lo tenemos de conocer las cosas ocurridas, dichas y pasadas? (…)”(Alvar, 1988, 5) De la misma forma aparece como resolución del concilio, tanto en la Historia de Merlín(Historia en adelante) como en el Baladro del Sabio Merlín(Baladro de aquí en más), el hecho de que uno de los diablos engendre a un hombre ayuntándose con una doncella. De esta manera se expone en la Historia: “(…) hay quien puede tomar apariencia humana y vivir con una mujer, pero debe hacerlo los más secretamente posible; de esta forma podrán engendrar un hombre capaz de enseñarles a todos los demás(…)”(Alvar, 1988, 5) y casi literalmente igual en el Baladro:“(…) Pero aquí ay entre nos quien poder tiene de yacer con muger e engendrar en ella fijos como onbre carnal, pero combiene que se haga lo más secretamente que pudiere(…)”(Hernández, 1999, 6)
Con esto se pone en funcionamiento el plan de engendrar a un hombre que posea todos lo atributos infernales, y que de esa manera, pueda competir con el Mesías en el que Dios ha encomendado la salvación de la humanidad. Sin embargo, en ambas versiones del relato la historia se teje como un perfecto entramado de situaciones que ya están condicionadas de antemano por el propio Dios. De hecho afirma el narrador en la Historia:

“(…) Muy necios son los diablos al pensar que Nuestro Señor ignora sus propósitos. El diablo se propuso así engendrar a un hombre con sus conocimientos y su juicio, para engañar a Jesucristo hombre: es fácil apreciar la maldad y doblez del diablo (…)” (Alvar, 1988, 5)

También esto ocurre en el Baladro donde se dice: “(…) ¡O, quán loco e desbariado auditorio que bien parescía de los diablos, que contra el poder divino oponer se quisieren, como si a nuestro Redemptor algo ocultar se podiese! (Hernández, 1999, p.6)
De esta manera comienzan toda una serie de situaciones motivadas por el diablo que desembocan en desgracias irreparables. Entre ellas la ruina económica del padre de las dos doncellas, el posterior suicidio y a su vez la perversión de las jóvenes muchachas. De esta manera el diablo consigue ayuntarse con una de las hermanas engendrando al futuro Merlín. En el Baladro se nos cuenta de la siguiente forma: “(…) pensó consigo mesmo que agora hera toda fuera de guarda de Dios e tenía lugar de hazer en ella lo que tanto por él era trabajado. E yogó con ella e engendró un hijo, así durmiendo (…)” (Hernández, 1999, 10)
Así se narra el momento de la fecundación del personaje, cabe destacar que se produce entonces la intervención divina que le permitirá a Merlín salvar su alma del infierno, pero sólo puede producirse gracias al sentimiento de arrepentimiento de la doncella:
“(…) Nuestro Señor había rescatado con su muerte a todo el que se arrepintiera verdaderamente, y el diablo había hecho caer a la muchacha mediante engaño, con astucia, mientras dormía; ésta se dio cuenta de inmediato y pidió misericordia y luego se entregó a la merced y a los mandamientos de Nuestro Señor(…)”(Alvar, 1988, 17)

De este arrepentimiento surgirán los magníficos y proféticos poderes de Merlín, ya que Dios le permitirá conservar la herencia diabólica: “(…) Dios no quiso que el diablo perdiera su esfuerzo, al contrario (…) le toleró que tuviera el arte de saber las cosas hechas, dichas y ocurridas (…)” (Alvar, 1988, 17)
A esto se le suma la posibilidad que Dios le entrega, que es la de predecir el futuro. Así se expresa en el Baladro:

“(…) por ende no quiso Dios que perdiese el niño cosa de quanto havía de haver de parte de su padre, ca el diablo le fiziera por saber todas las cosas que eran fechas e dichas; e así quiso nuestro Señor, por la sanctidad de su madre, que supiese las cosas que avían de venir” (…) (Hernández, 1999, 12)

Por otra parte, en la Historia, a diferencia del Baladro, el narrador expresa que dichos poderes que posee el personaje le permitirán elegir, según su libre albedrío, que camino optar. De esta forma se indica en el texto: “(…) pero además Nuestro Señor quiso que supiera las cosas por la otra parte: así podrá inclinarse hacia donde prefiera (…)” (Alvar, 1988, 17) La elección de Merlín por el camino de Dios, lo lleva a defender a su madre de las acusaciones de adulterio y de la hoguera. En este episodio, el personaje hace gala de sus conocimientos del pasado para desenmascarar a la madre del juez y revelar la falsa paternidad de su hijo: “(…) Por Dios, buen hijo, tened compasión de mí; ciertamente no puedo ocultarlo todo, y tal como ha dicho, ocurrió (…)”(Alvar, 1988, 25) Este carácter profético de Merlín, en última instancia, permite que se desaten todos los sucesos que tendrán por fin la creación de la era dorada de Camelot. A esto se le suma la preparación de Arturo y sus nobles caballeros para lo que será la alta demanda del Grial.
El personaje que intercederá en varias oportunidades a favor de la doncella será el confesor Blaise, sin embargo en la versión castellana el confesor aparece con el nombre de ermitaño. No se debe olvidar que desde la doctrina de los primeros padres de la Iglesia, la figura del monje eremítico ha sido un modelo de santidad inimitable. Sin embargo un rasgo aún más interesante de este personaje, es el carácter de testigo y garante de los hechos narrados. Esto puede advertirse en varios momentos en los que se coloca a Blaise, como un cronista que asienta los hechos que ocurren, y también que pone por escrito todo aquello que Merlín le dicta. Este carácter de cronista o de copista puede advertirse tanto en la Historia: “(…) Blaise puso todo en su libro y por eso hemos podido saberlo (…)”(Alvar, 1988, 52) y del mismo modo aparece en el Baladro: “(…) Escribirás en este libro quanto me avino e avenirá de aquí adelante e otrosí todos los fechos de los grandes ombres de esta tierra(…)”(Hernández, 1999, 16)
Sin embargo, algo aún más interesante es el momento en el que los propios personajes del texto reflexionan sobre la recepción que ocupará la propia historia de Merlín entre sus contemporáneos. Este procedimiento, que será utilizado en el género de las novelas de caballerías y posteriormente por Cervantes en el Quijote, permite reflexionar sobre ciertas operaciones de lectura que el texto propone. La primer clave o propuesta de lectura autor de la Historia de Merlín, deja en claro su pretensión, al indicar que su libro debe ser leído con las otras dos obras que él mismo compuso: “(…) Irás hacia occidente y el libro de José se unirá al tuyo. Cuando hayas concluido con tu esfuerzo y estés como debes estar en la compañía del Grial (…) entonces quedará manifiesto mi esfuerzo y el tuyo (…)” (Alvar, 1988, 29). Así crea un sistema formado por tres textos, conformado una saga perfecta. La segunda operación o clave de lectura, se relaciona con el objetivo que tiene el autor cuando escribe este texto. Esto queda muy claro en el Baladro, donde se dice: “(…) E este libro para siempre será en memoria de los ombres e oírlo han de grado en muchos lugares (…)” (Hernández, 1999, 16) De esta manera, las experiencias y enseñanzas de Merlín se proponen como u modelo o ejemplo de la cristiandad, en detrimento del mal. Asimismo la figura de Blaise, como copista y garante de la puesta por escrito de los hechos, lo acerca al designio de Dios. En otros términos, así como a Merlín se le encomienda la alta tarea de concebir la corte de Arturo con sus doce caballeros, al buen monje se le adjudica la labor de dejar testimonio escrito. Este testimonio remite de inmediato a los evangelios, y a su vez a la idea de un texto inspirado por la voluntad de Dios.
No obstante, a pesar de ser construido como un relato ejemplar acerca de la elección del hombre por la cristiandad y por el bien, el texto deja muy en claro que no puede equiparar ni desacreditar el gran testimonio de la vida cristiana, es decir la Biblia. Esto se explicita en la Historia así: “(…) será conocido tu esfuerzo y leído tu libro, que escucharán con gusto por todas partes, aunque no tendrá la importancia de la Biblia, porque no puedes ser uno de los apóstoles, ya que no pusieron por escrito referido a Nuestro Señor que no hubieran visto y oído(…)”(Alvar, 1988, 28). Esta última sería una clave más para comprender el texto, ya que se está marcando con claridad que este relato, a pesar de ser un texto sumamente valioso, no puede ser entendido más que como una ficción. Es por esto, que se aclara que es un relato ficticio y que nada puede equiparar al texto canónico, garante de todas las verdades cristianas.

II.-Aspectos iconográficos en la representación de Merlín

Para las representaciones iconográficas trabajaremos con dos manuscritos conservados en la Biblioteca Nacional de Francia. El primero de ellos se conoce bajo la denominación de Français 91 y se lo podría datar entre 1480 y 1485. Según lo expuesto por algunos investigadores, fue iluminado en Bourge por el ilustre artista Jean Colombe
[10][10]. Sin embargo, el manuscrito de la Histoire du Merlín que aquí analizamos, no contó con la misma popularidad que las célebres iluminaciones que dicho artista realizara para Très Riches Heures du duc de Berry (1480-90). Como afirma John Hartan[11][11], la obra artística e iconográfica de Colombe constituye la última transición entre el gótico francés, que finaliza, y las innovaciones del naciente arte del humanismo.
El segundo de los manuscritos a analizar se conoce bajo el nombre de Français 105, se podría datar entre el primer y el segundo cuarto del siglo XIV, anterior al iluminado por Colombe. Si bien su conservación es satisfactoria y la labor del iluminador esta concluida, presenta daños claros en ciertos folios, con lo que se dificulta un examen detallado y minucioso ciertas imágenes.
El fol. 1 r del Ms. Français 91, nos presenta una escena general que ocupa prácticamente todo el largo y ancho de la página, pero se pueden advertir distintos núcleos o sub-escenas, que remiten a distintos episodios del texto. En ella se encuentran iluminadas las escenas que corresponderían al extenso capítulo primero del texto francés que ya se ha analizado. Como primer acercamiento, se puede observar al concilio llevado acabo por los diablos y se señala claramente la jerarquía diabólica con el diablo más grande, que se encuentra coronado y con un tridente que funciona como cetro real. La imagen del diablo principal retoma todos los tópicos de la tradición iconográfica medieval, ya que se lo representa con el cuerpo cubierto por mucho vello y tiene rostros diabólicos en el vientre y en las rodillas. Como puede esperarse en un concilio, hay un diablillo pequeño toca una trompeta anunciando la reunión y otro más pequeño hacia la izquierda que pone por escrito todas las resoluciones del encuentro.
En el extremo inferior derecho tenemos una serie de escenas en las que los diablos atentan contra la vida del ganado y de los caballos del anciano Merlín, padre de la doncella. Como se enuncia en el texto: ”(…)El diablo fue a los campos en los que estaba el ganado, y causó la muerte a una gran parte de sus animales(…)”(…)”(Alvar, 1988, 5) y asimismo con los caballos:“(…)Volvió al ganado y a diez hermosos caballos que tenía, y se lo mató todo de una sola vez(…)”(…)”(Alvar, 1988, 6).
Otro de los momentos que se representa en esta imagen, es el momento de la fecundación de la madre de Merlín. La escena consta de una pequeña casa en donde se encuentra la doncella recostada en su lecho y se ve al diablo a su lado. En la misma habitación hay una doncella vestida de rojo, que también está junto a un diablo. Esta última sería la hermana de la madre de Merlín, mujer entregada a los vicios del cuerpo y a los placeres. Por último, se puede apreciar la presencia de la dupla entre el confesor Blaise y la doncella en tres momentos, estos serían los encuentros que marca el texto, en los que el santo varón le aconsejará para que pueda alcanzar la salvación.
En el caso del Ms. Français 105, se dedica todo el recto del folio 126 a representar distintas escenas individuales separadas por pequeños cuadros. Estos están coronados en el margen superior por el arco apuntado con sus arquivoltas y rematados con dos pináculos cubiertos de redientes. Estas formas arquitectónicas nos remiten al estilo gótico ya dominante desde el siglo XIII. En el primer cuadro tenemos la aparición del concilio y se puede advertir que en la representación se muestra a los diablos con abundante vello por todo el cuerpo, pero no se distinguen marcas jerárquicas, como si se lo hacia en el otro manuscrito. Por otro lado, tampoco se distinguen las funciones del anunciador del concilio con su trompeta, ni la del escriba que toma nota de las decisiones. En este sentido este manuscrito es más escueto narrativamente, ya que no aporta ningún aspecto mas allá de lo que se narra en el texto. Es por esto último, que en las iluminaciones de Colombe hay mayor grado de creatividad e imaginación por parte del iluminador. Las dos escenas siguientes de la primera tríada se dedican a narrar la matanza de los animales del abuelo de Merlín, en este sentido no hay cambios ni variaciones respecto del otro testimonio.
Las dos primeras escenas de la tríada siguiente, representan el hostigamiento producido por el diablo hacia el abuelo de Merlín, que concluye con el suicidio de éste ilustrado en el segundo cuadro. Ya en el tercer cuadro de la segunda tríada aparece en escena Blaise, el confesor, hablando con las dos hijas del difunto. Por último, en los tres cuadros finales se desarrolla de forma rápida todo el proceso de concepción de Merlín. El primer cuadro representa al diablo sobre el lecho de la doncella, mientras que el segundo la representa arrodillada ente Blaise confesando su pecado. Con respecto al tercero y último, se puede apreciar el momento en que la dama es encerrada en la torre, donde se producirá el nacimiento del personaje.
Con respecto al nacimiento de Merlín, el Ms. Français 91, dedica todo una iluminación del folio 7 recto que divide el texto en dos partes, ya que se encuentra en la exacta mitad de la hoja. Hacia el margen izquierdo se puede encontrar la representación de la torre donde está encerrada la madre de Merlín. También se representa el momento en el que da a luz, asistida por las dos doncellas que la sirven y cuidan. En el mimo margen también se puede advertir el momento en el que el personaje es bajado en una cesta desde la torre, esto se narra claramente en el texto: “(…) Entonces, lo metieron en un cesto y lo bajaron con una cuerda (…)” (Alvar, 1988, 18). Inmediatamente es recibido por un cortesano, que lo lleva en peregrinación envuelto en un manto blanco, hasta una catedral gótica en la que lo espera el obispo que llevará a cabo el rito del bautismo. Otra escena que se representa en esta imagen es la de Merlín niño tomado de la mano de su madre. Frente ellos se encuentran el noble que ha bautizado al niño, a su lado el Juez y del lado derecho la madre de éste. Otra escena pueden divisarse es la de los trabajadores que juntan el heno para la hoguera a la que sería condenada la madre de Merlín, mientras que por detrás de un muro perimetral distintos pobladores observan como espectadores.
En cambio en el folio 130 verso del Ms. Français 105 se representa el momento en el que la doncella da a luz a Merlín y cuando es bajado de la torre en un cesto. En este caso el iluminador no aporta más imágenes que ilustren otros episodios, de esta forma todo el proceso del bautismo y la discusión jurídica sobre la moral de la madre del personaje quedan exentos de ser representados. Un elemento de coincidencia entre ambos testimonios es la representación del Merlín cuando es un bebé, si bien se puede leer en el texto: “(…) cuando las mujeres lo recibieron, sintieron un gran miedo, pues era más peludo y tenía mas vello que ningún niño de los que habían visto (…)” (Alvar, 1988, 17) A la hora de representarlo, las imágenes del bebé no corresponden con la descripción del texto. Posiblemente esto responda al interés de los iluminadores de que el personaje, que se instituye como un profeta de los designios divinos, no sea mostrado con los rasgos demoníacos que hereda del linaje paterno.

III.- Conclusiones

De esta forma y ante todo lo expuesto, se podría afirmar que las relaciones entre el texto literario y la iconografía de los manuscritos aportan y dan cuenta, no sólo de la estrecha y muy estudiada relación entre el arte y la literatura de la Edad Media, sino que también nos ofrece nuevos aportes para comprender la recepción de los textos, en relación con movimientos artísticos y concepciones filosóficas del momento. De esta manera al enfrentarse a los manuscritos franceses de la Historia de Merlín se puede advertir no sólo la lectura y la representación plástica de los personajes y sucesos narrados, sino que también se vislumbra una actualización de técnicas artísticas y arquitectónicas. De esta manera la insistencia del gótico para la representación de los edificios en los testimonios analizados, remite a la consagración de dicho estilo en los siglos de la baja Edad Media (S. XIV-XV) como así también a una trasformación progresiva de las técnicas medievales, que concluirá con el gran arte del Renacimiento.
En el campo de lo literario y de lo filológico, se ha podido demostrar el complejo entramado ideológico y religioso en el que se inscribe esta obra, como un ejemplo de la moral y de la conducta cristiana imperantes en la cultura del siglo XIII. A su vez se pudo dar cuenta el modo en el que las tradiciones pagas y populares fueron cobrando cada vez más relevancia para los autores cultos, generando así una absoluta capitalización y reformulación de temas tradicionales en nuevos contextos de producción. De esta manera, Merlín continúa y continuará obsesionando a la humanidad. En él se sintetiza la gran cifra o clave del hombre mismo que siempre esta planteado como un bifronte, como un todo dividido entre el bien y el mal, entre lo sublime y lo espantoso. Tal vez esta sea la clave de la inmortalidad de este personaje, un personaje que como todo lo extraño y lo misterioso produce una indescriptible sensación que va desde el terror a la fascinación.

Referencias Bibliográficas:

ALVAR, Carlos, ed., 1988, Historia de Merlín, Madrid, Siruela(2 volúmenes)
ALVAR, Carlos, 1989 El rey Arturo y su mundo. Diccionario de mitología artúrica, Madrid, Alianza.
CUENCA, Luis Alberto de, ed., 1984, Geoffrey de Monmouth, Historia de los Reyes de Britania, Madrid, Siruela.
CHICOTE, Gloria B., 2001, “Aspectos de la variación textual en la materia artúrica castellana” en Germán Orduna et allia, Estudios sobre la variación textual. Prosa castellana de lo siglos XIII al XVI, Buenos Aires, Secrit (Incipit publicaciones 6), pp. 51-68.
DEYERMOND, Alan, 1997, “¿Obras artúricas perdidas en la Castilla medieval?” en Anclajes, 1, pp. 95-114.
García Gual, Carlos, ed., 1984, Vida de Merlín, Madrid, Siruela.
GÓMEZ REDONDO, Fernando, 1999, Historia de la prosa medieval castellana II, Madrid, Cátedra.
HERNÁNDEZ, María Isabel, Pedro M. Cátedra y Ramón Rodríguez Álvarez, eds., 1999, El Baladro del Sabio Merlín con sus profecías, Gijón, Trea.
Lemarchand, Marie-José, ed., 1999, El Caballero del León, Madrid, Siruela.
RUSSELL, Jeffrey Burton, 1995, Lucifer. El diablo en la Edad Media, Barcelona, Laertes.
Sömmer, Oskar, ed., 1908, “L´Estorie de Merlin” en The Vulgate version of the Arthurian romances, Washington(Vol. II)
SHARRER, Harvey, 1984, “La fusión de las novelas artúrica y sentimental a fines de la Edad Media” en El Crotalón. Anuario de Filología Española, 1, pp. 147-157.
SHARRER, Harvey, 1987, “Notas sobre la materia artúrica hispánica, 1979-1986” en La Corónica, 15, 2, pp. 328-340.
Notas:
[1][1] Eco, Umberto, 1995, “La Edad Media ha comenzado ya” en La Nueva Edad Media, Madrid, Alianza.
[2][2] Citamos por la prolija y adecuada traducción castellana de Cuenca, Luis Alberto de, ed., 1984, G. de Momouth, Historia de los Reyes de Britania, Madrid, Siruela.
[3][3] Morris, John, ed., 1980, Historia Britonum. English & Latin: British History; and the Welsh annals compiled by Nennius, Londres, Totowa.
[4][4] San-Marte, I y A., Schultz, eds., 1853, G. de Monmouth, “Vita Merlini” en Die Sagen von Merlin, Halle y la excelente traducción castellana de García Gual, Carlos, 1984, Vida de Merlín, Madrid, Siruela.
[5][5] Esta alusión a la figura del hombre también silvestre la encontramos en el texto de Chrétien de Troyes , Yvain o el Caballero del León: “(…) Un villano, que se parecía a un moro por su monstruosa y desmedida fealdad, criatura más fea de lo que se podría decir con palabras, estaba sentado encima de un tronco con un gran mazo en la mando(…)vi que tenía la cabeza muy gruesa, más que la de un rocín u otro animal de mala traza , el pelo hirsuto, la frente pelada, de más de dos palmos de ancha, enormes orejas velludas, como las de un elefante, cejas espesas y cara plana, ojos de búho y nariz de gato, boca hendida como la de un lobo, colmillos afilados y rojos, como los de un jabalí, roja la barba y torcidos los bigotes(…)”(Pág. 27) Citamos por la traducción castellana de Lemarchand, Marie-José, ed., 1999, El Caballero del León, Madrid, Siruela.
[6][6] Véase la traducción castellana en Cirlot, Victoria, ed.,1984 Chrétien de Troyes, Erec y Enid, Madrid, Siruela.
[7][7] La trilogía que luego será prosificada en la llamada Vulgata estaba integrada por tres textos: Joseph d´Arimathie, Merlin y Perceval.
[8][8] Sommer, Oskar, ed., 1908, “L´Estorie de Merlin” en The Vulgate version of the Arthurian romances, Washington(Vol. II) citamos en todo momento por la traducción castellana en Alvar, Carlos, ed., 1988, Historia de Merlín ,Madrid, Siruela.
[9][9] Para estas cuestiones filológicas remitimos al los trabajos de Lucía Megías, José Manuel, 1998, “Nuevos fragmentos castellanos del códice medieval de Tristán de Leonís” en Incipit, XVIII, pp.231-253 y Morros, Bienvenido, “Los problemas ecdóticos del Baladro del Sabio Merlín” en Actas del I Congreso de AHLM., pp. 457-471.
[10][10] Si bien el manuscrito señalado como Français 91 posee en total 35 iluminaciones, sólo se encuentran terminadas 24, dejando 11 inconclusas. De todas formas pueden verse los trazos iniciales que nos dan la pauta de lo que el artista quiso representar.
[11][11]Cf. John Hartan, ed., 1977, The Book of Hours, New York, Thomas Crowell.
*Ponencia leída en I Encuentro de Estudiantes de Letras(Buenos Aires, Noviembre de 2005-Universidad de Buenos Aires-Facultad de Filosofía y Letras)

miércoles, noviembre 22, 2006

Maldición eterna a quien escriba sobre Puig


Hace unas semanas me compré el libro de Manuel Puig Maldición eterna a quien lea estas páginas. Luego de los avatares de la cursada me dispuse a leerlo. Si tuviera que titular mi relación con la obra de Puig escribiría: “Nuestras peleas Manuel Puig y yo mismo”. Por momentos me encanta lo que escribe, pero al rato lo detesto...
En fin hace unos días recibí un Mail de Juano que hace unos años que vive en Madison. Se enteró que estaba haciendo mi edición critica de Arlt y me pedía un artículo para su revista. Le dije que ahora estaba descansando un poco pero que estaba leyendo Puig. Le encantó la idea de publicarme un articulo referido a eso.
Hago entonces un llamado a la solidaridad:
Se solicitan datos sobre textos críticos de Manuel Puig en general pero de Maldición eterna... en particular. Comenten!! Gracias!!!

PS.: Marie muki: Me tenés que regalar tu edición limitada de The Buenos Aires Affaire con las tapas que habías diseñado. Gracias por la cámara y por estar siempre...

jueves, noviembre 02, 2006

La puta madre o quien los mandó a irse de Europa

La puta madre que los parió a todos. En especial a la guita de mierda!!!!
No sean buena gente, el mundo es una gran mierda y no sirve para nada, maten, robren y estafen. El infierno es esta miseria terrena con cielos azules y oxigeno. El cinismo es la respuesta. El razonamiento es claro:
Si -Todo es una mierda-
entonces- no me importa nada-
Si- no me importa nada-
entonces-no tengo nada que perder-
Si- no tengo nada que perder-
entonces- no tengo miedo-
Si- no tengo miedo-
entonces- soy capaz de cualquier cosa-
Para los Hijos de Puta, Llenacabezas, Putas de mierda, Ladrones de pobres, Estafadores de ilusiones, Actrices del sufrimiento, Pseudopolitiqueros de mierda, Academicos mediocres y demás hierbas de este puto jardín del eden pampeano, mis saludos! y que de una puta vez se venga el Apocalipsis, asi nos hervimos en las llamas del infierno. Porque hasta que el fuego me deje voy a dibujar una sonrisa burlona viendo como se funden entre humaredas de azufre.